sábado, 19 de abril de 2008

COMUNIDAD ESCOLAR

A. M. P. A
Un día de esta semana , al acudir a clase, me encontré en las vallas del patio unas pancartas que, como toda pancarta, intuí reivindicarían algo. Como pasaba con prisa, no pude reparar en el contenido de las mismas y me prometí pasar más tarde a leerlas.
Al llegar a clase, tres de mis alumnas me soltaron: - Leo, el AMPA nos ha castigado y dicen que no tendremos más fiestas.
No entendía nada, ¿AMPA? ¿Castigo? Ante tal sinsentido opté por dirigirme a dirección para informarme sobre qué estaba pasando y fue cuando me encontré, por el pasillo, con el director. Aproveché para preguntarle si sabía algo de lo comentado por mis alumnas y si conocía cuál era el contenido de las pancartas.
Manuel, el director, a grandes rasgos, me explicó lo que ocurría. Gracias a esa información pude volver al aula, no sin cierta desazón por lo que acababa de escuchar, a explicarles a mis alumn@s cuál era la verdadera situación y lo lejos que estaban de la realidad con su particular interpretación de los hechos que contaban.
El director me contó que la Asociación de Madres y Padres del colegio pasaba por un momento crítico ya que algun@s de l@s madres / padres del AMPA, por razones diversas, debían abandonarla y no encontraban relevo para ell@s. De no subsanarse la situación la desaparición temporal del AMPA, en nuestra comunidad educativa, sería inevitable.
En ese momento me di cuenta de que las pancartas, lejos de ser reivindicativas, representan una llamada a la conciencia del colectivo de madres y padres de alumn@s para evitar que se desvanezca la Asociación hasta extinguirse.
L@s integrantes de esta comunidad educativa debemos entender que es un verdadero problema el que se plantea. La desaparición de la Asociación generaría cierto desequilibrio en el normal funcionamiento del ámbito escolar y, más grave aún, provocaría, aparentemente espero, la sensación de que las madres y padres renuncian a su parcela y a sus canales de participación en la vida escolar de sus hij@s.
Durante muchos años, años difíciles, la escuela estaba constituida principalmente por el alumnado y el profesorado. Con la llegada de la democracia, recuperados los derechos de asociación y reunión, madres y padres ocuparon su espacio en la escuela para desarrollar y aportar sus puntos de vista en las cuestiones referidas a su ámbito competencial.
Es comprensible que much@s no quieran coger el testigo porque es una actividad que implica mucho trabajo, mucho tiempo, mucha incomprensión- en ciertos momentos- desde todos los ámbitos, mucho desánimo en las horas bajas y, evidentemente, ningún ánimo de lucro. Pero también es verdad que eso no justifica renunciar a un derecho y a un deber que las madres y padres tienen atribuido por ley y que está estrechamente relacionado con la educación de sus hij@s.
En el momento actual es conveniente abordar la reflexión de que al igual que un@s han dedicado su tiempo y su esfuerzo para representar y ser la voz de tod@s l@s madres y padres del colegio ahora, es el momento de corresponderles y coger las riendas para hacerles ver que ell@s también van a estar y van a sentirse representad@s, por sus sucesoras y sucesores, en nuestra escuela.
Soy consciente de que entre el colectivo de madres y padres del Marcos tiene que existir un grupo, al que apelo, dispuesto a continuar la magnifica labor realizada, hasta el día de hoy, por tod@s sus predecesores desde los orígenes del A.M.P.A en nuestro centro.