jueves, 2 de diciembre de 2010

CONTRA LA VIOLENCIA

 TARJETA ROJA

Una tarjeta es poco para manifestar la repulsa hacia cualquier manifestación violenta independientemente del género sobre el que se ejerza aunque reconozco que, como gesto, mejor algo que nada.
La violencia no deja de ser una manifestación irracional con un fuerte componente visceral de la animalidad humana y, por eso, es imposible encontrar alguna justificación a la misma.
No estoy de acuerdo en poner exclusivamente el acento, a la hora de denunciar la violencia, en el género porque esa manifestación salvaje e irracional se presenta en casi todas las esferas de la vida y se ejerce sobre todo tipo de personas, principalmente sobre las más débiles, al margen de pertenecer a uno u otro sexo o encontrarse en cualquier momento evolutivo.
El rechazo a la violencia en cualquiera de sus manifestaciones: verbal, física, sicológica y demás considero que debe hacerse, como en todas las denuncias sociales, día a día modificando nuestros hábitos relacionales  y evitando mirar hacia otra parte cuando somos testigos de una situación que sobrepasa los  límites naturales de una convivencia civilizada.
Escuela, familia y sociedad tienen mucho trabajo por delante, respecto a este tema como a otros muchos que enturbian la convivencia pacífica,  y cuanto primero se pongan manos a la obra antes se recogerán los frutos deseados y, por supuesto, muchos días que en el calendario son sinónimos de lacra social dejarán de serlo para pasar a ser días normales.