domingo, 22 de febrero de 2009

ANTROXANDO

LA TELE QUE MAMASTE

¡Ufff! ¡¡Cuánto tiempo...!! En mi época, la televisión estaba en los albores. Se basaba en un tubo de rayos catódicos , muy poco sofisticado, cuyos puntos negros (electrones) centelleaban rabiosamente, al chocar contra la pantalla, cuando querían formar una imagen.
Recuerdo que, en mi barrio, pocos podían disfrutar , por el elevado coste, de un receptor de televisión por lo que a las personas que podían pagárselo no les quedaba otro remedio que socializarlo con el resto de la vecindad.
Sólo teníamos una cadena: TVE, en blanco y negro, que emitía los telediarios (resumen audiovisual de los Partes Radiofónicos), alguna serie por la tarde (Perdidos en el espacio, Embrujada...) seguida de la programación infantil (Antena Infantil con Locomotoro, Valentina, Tío Aquiles, los Malasombra y el famoso Listín y Listón donde aprecían l@s niñ@s buen@s mal@s respectivamente) y por la noche emitían el telediario junto con alguna serie tipo: "Es usted el asesino", "Historias para no dormir", etc.
El cierre de la emisión corría a cargo del "cura de turno" (para recordarnos que debíamos ser buenas personas) y, tras él, el himno nacional, junto con la ondeante bandera patria con águila y yugo incluidos, daban paso al incesante centelleo.

El código de moralidad, en aquella ingenua televisión, era sencillo y claro: dos curiosos rombos, situados a la derecha del monitor, indicaban que el programa emitido no era apto para menores de 18 años.
Llega a mi memoria aquella manida expresión "es de allá",empleada por mis progenitores, cada vez que nos quedábamos sin tele, durante días, porque las nevadas impedían que el repetidor de Gamoniteiru repartiese la señal.
El tiempo fue pasando y llegó la UHF, verdadera revolución que emitía sólo dos horas por la tarde, ampliando las posibilidades de miras y entretenimiento. El aparato receptor, que sólo podían encender y apagar los adultos, pasó a formar parte de las familias con el sobrenombre, puesto por la intelectualidad de la época, de "Caja Boba".
Bonanza, El virginiano, Iron Side, etc..., estaban muy lejos de lo que serían las nuevas fórmulas televisivas: el color , emisiones durante las 24 horas , la pluralidad de canales , ofertas de entretenimiento y de la intencionalidad subliminal manifiesta en el concepto que, de televisión, hoy día tenemos y conocemos.
Frente a la escasez de receptores por familia en mi época hoy día nos encontramos con que, en los hogares españoles y de medio mundo, la televisión, como si fuera un ser vivo, se ha reproducido y en vez de un aparato, presidiendo la vida familiar, lo normal es vencontrarnos, en cada núcleo familiar, con una media de 3 receptores invadiendo los espacios individuales y siendo "unos más" en la familia.
La tele que yo "mamé" creo que, salvando las distancias, es la misma que "mama" la gente hoy día: una "caja boba" que preside mi casa y por cuya boca salen un montón de tonterías y cosas interesantes con la intención de captar mi atención , pretendiendo que sueñe, que consuma, me divierta, aprenda y sobre todo que contribuya a subir sus índices de audiencia.

No hay comentarios: